-Fue un encuentro planeado e inesperado. Lo contacto por una página cualquiera. Jamás pensó en que caería en el patético, según ella, juego de conocer gente vía chat. Se hablaron, quizás, porque ambos tenían un corazón roto de mensaje principal. Al principio le pareció un completo idiota, le dijo que estudiaba y prontamente viviría solo si las cosas así se daban. Ella le comentó, en pocas palabras, que su vida se limitaba a salir con sus amigas, su familia y sus estudios. Por coincidencia resulto ser que vivían más cerca de lo que se esperaban, a tan solo 20 minutos.
Transcurrieron días desde la primera conversación. Ninguno de los dos mostró un mayor interés en el otro, hasta que una noche de madrugada, comenzarón a hablar con un tímido "hola" por parte de ella. Tenían más cosas en común de lo que creían, sin embargo, seguían sin decir su nombre, resultaba vergonzoso si la reconocían en un lugar así.
Su conversación comenzó a tener, de a poco, un alto índice de erotismo y a ella cada vez le entusiasmaba la idea de hablar con él. No lo podía negar, el tipo sabía de lo que hablaba. Un arrebato se apodero de ella, y le propuso juntarse en algún lugar de la ciudad. Él, acalorado por la conversación, acepto sin pensarlo. Quedaron de verse un miércoles a las 8 de la tarde, en la casa de ella... pensó que así podría tener la situación controlada, en su territorio, no había forma de perder.