jueves, octubre 28, 2010

La verdad.

Me hallé hace pocos días atrás diciendo lo que hace muy poco tiempo, ni yo me creía... "Estoy bien, estoy feliz...realmente, feliz". Y está vez, más allá de decirlo, lo sentí.

Fue gratificante la sensación del viento en mi rostro y la sonrisa que se asomaba de jubilación, al saber que cada palabra, por primera vez en mi vida, cada una de esas palabras, era una puta verdad.


Y como si fuera poco... "Aprendí a sonreír, sin necesitar de nadie para hacerlo".


¡Pero que raro es todo esto!